Risotto integral de setas y queso

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El secreto de un buen risotto es remover y remover, de esta forma se va soltando la fécula y se va espesando el caldo, es una manera fantástica de conseguir un espesor natural, sin necesidad de acudir a natas y demás.
La receta lleva muy poco queso, el suficiente para darle un aroma increíble y un punto más meloso si cabe.
En este tipo de recetas para mí la sencillez de los elementos es fundamental, no me gusta que haya muchos tipos de ingredientes, que al final te dan platos muy complejos, me gusta utilizar pocos componentes. Pero si te apetece, también le va muy bien añadir por ejemplo unas gambitas o unos trocitos de pollo.
Puedes utilizar caldo de verduras que te haya sobrado de otra receta para que tenga más sabor, pero ya te digo que con el agua con clavo queda estupenda la receta.
El queso aporta una cantidad muy alta de sodio, lo que para hipertensos no es muy recomendable, pero todo hay que decirlo, al fin y al cabo sólo son 15g por persona, que no es una cantidad abusiva.
A parte de sodio el queso es muy rico en calcio, fósforo, cloro y en menor cantidad potasio, magnesio y cinc. Una ración de este risotto también aporta una buena cantidad de fibra, procedente del arroz y de las setas.
La única pega que le puedo poner a un risotto es que si lo quieres hacer para muchos comensales es bastante tedioso mover tanta cantidad de comida, pero es también una manera de fortalecer los brazos. Cocinas y haces ejercicio a la vez.
Es un plato que pueden consumir los vegetarianos, y para los veganos, sólo eliminar el queso y lo hará apto para consumir. Los quesos curados no suelen contener apenas lactosa, pero para los intolerantes valorarlo y sustituir en todo caso por un queso sin lactosa.
Puede ser un plato único fantástico, aunque a mí siempre me gusta acompañar con una ensalada o un gazpacho andaluz, porque en mi opinión 150g de verdura es insuficiente para una ración.
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